Tontos contemporáneos.
Qué diferentes eran los tontos del pasado. El tonto antiguo era una persona prudente, discreta y humilde. El tonto contemporáneo es arrogante, agresivo, un kamikaze. Él sólo se pregunta y él sólo se contesta. Para qué va a escuchar si lo sabe todo.
Generalmente gritan, se encabronan diciendo "sus verdades". Ellos no se conforman con tener una opinión, ansían tener siempre razón.
Pueden ser licenciados o no. Generalmente no.
Son máquinas de producir, según ellos, axiomas, verdades irrefutables, y ya si les das un micrófono son bombas de relojería.
Mis padres, dos extremeños maravillosos, me educaron en la creencia de que todo el mundo sabe cosas, a tener respeto y tolerancia.
Mis padres y su bonhomía, esa cualidad entre buenas personas y cierta inocencia que lucían cuando decían verdades como catedrales. Sus opiniones, siempre basadas en la humildad, la sensatez y el sentido común.
He oído o leído a doctores en varias disciplinas, premios Nobel, "yo creo" o "yo pienso". En cambio, el tonto contemporáneo asegura, esputa, sienta cátedra.
Están entre nosotros y a veces se agrupan. Son fácilmente identificables.
Lo dicho, kamikazes.